MIAMI — Esa mañana de enero estaba lloviznando, pero James Church agarró su caña de pescar y la caja de su equipo. Se subió a su Jeep y se dirigió al muelle, en busca de una manera de relajarse después de una intensa semana de trabajo.
Traía puestas unas botas de goma color café y un rompe vientos amarillo para protegerse del frío. Church, de 55 años, lanzó su anzuelo. Al horizonte se avistaban relámpagos, pero parecían estar lejos, por lo que se sintió a salvo. Luego lo azotó un rayo. Solo recuerda el ruido estremecedor y una luz tan brillante que sentía como si se le quemaran los ojos.
Despertó con la espalda contra un pasamanos, a casi dos metros de distancia de donde estaba; solo en la oscuridad y se sintió paralizado. Sabía que tenía que alcanzar su celular que estaba en la caja del equipo. “Me activó la voluntad de sobrevivir”, dijo Church. “Necesitaba moverme en vez de quedarme ahí”.
Florida es un estado con muchas amenazas naturales como los caimanes, tiburones y huracanes, pero también podemos incluir a los relámpagos. Se registran 20,8 rayos por cada 2,5 kilómetros cuadrados y 54 personas han muerto desde 2007 a causa de esto, según el Servicio Nacional Meteorológico. La cifra de muertes en lo que va de este año es de cuatro personas: dos trabajadores de construcción, un campista y el bebé de una mujer embarazada azotada por un rayo.
Los rayos probablemente prevalecen en Florida debido a su ubicación, clima y topografía; es una península rodeada por dos masas de agua, el Atlántico y el golfo de México. Esto produce un aire caliente y húmedo.
“Es el mejor lugar del país para tormentas de relámpagos”, dijo Martin Uman, profesor de Ingeniería Eléctrica e Informática en la Universidad de Florida y autor de The Art and Science of Lightning Protection. “Se necesita aire húmedo, caliente y en ascenso para generar los rayos”.
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